Populismo

Si el populismo busca el bienestar de la mayoría, ¿por qué deberíamos de preocuparnos por su incremento en varios países? — Support this podcast: https://podcasters.spotify.com/pod/show/cgershen/support

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Se dice que en años recientes ha habido un incremento en líderes populistas: AMLO, Trump, Bolsonaro, Maduro, Bukele, Putin, Lukashenko, Orbán, Modi, Netanyahu, Boris Johnson… la lista sigue. Pero tampoco es algo reciente, ya que Fidel Castro, Lula, Hugo Chávez, Evo Morales, Menem, Fujimori, Berlusconi, Duterte y muchos más también pueden considerarse populistas.

En Estados Unidos, clasifican en un extremo, Ted Cruz y Marjorie Taylor Greene; en otro extremo, Bernie Sanders y Alexandra Ocasio-Cortez. En España, tanto Podemos como Vox son populistas. En Colombia se disputarán la presidencia Gustavo Petro y Rodolfo Hernández el 19 de junio, ambos populistas. Algo similar sucedió en Perú hace un año con Pedro Castillo y Keiko Fujimori.

¿Pero cómo es que políticos tan diferentes caben dentro de una misma categoría? O más bien, ¿qué tan útil es una categoría, si incluye a políticos tan diversos? Tal vez deberíamos de haber empezado por el concepto de «populista».

Hay muchas definiciones, algunas hasta contradictorias entre sí, pero podemos decir que un político populista se declarará defensor del «pueblo» (la mayoría), en contra de una «élite» (minoría), la cual es culpable de los males de la nación. En este sentido, me parece que casi todas, si no es que todas, las Revoluciones (armadas o pacíficas) han sido populistas: Hay un gobierno que «oprime» a las masas, éstas se rebelan y hay un cambio de poder. Sin embargo, más temprano que tarde, se forma una nueva élite, que no necesariamente resuelve los problemas que motivaron la Revolución y en algunos casos genera problemas nuevos.

Es difícil juzgar si los cambios, ya sean radicales o graduales, son positivos o negativos, ya que en todos los casos, hay quienes se benefician del cambio y quienes pierden con el cambio. Naturalmente, cada quién defenderá la situación en la que le iba mejor. 

Independientemente de si el populismo sea de derecha o de izquierda, conservador o liberal, capitalista o socialista, muchas veces se usa el adjetivo de manera peyorativa. ¿Por qué, si en teoría se busca el bienestar de la mayoría? 

Podríamos listar más riesgos del populismo, pero me concentro en tres:

  1. El populismo divide a las naciones, entre «nosotros» y «ellos». En casos extremos lleva a la violencia.
  2. Las «élites» se vuelven la justificación para cualquier mal, con lo cual no se toma responsabilidad sobre los problemas actuales, ya que los causantes son «el imperialismo yanqui», «la amenaza roja», «los migrantes», «los neoliberales», «las farmacéuticas», «los judíos», «los illuminati», «los conservadores» y hasta «los populistas». Si los problemas siguen, ¿para qué sirvió el cambio?
  3. En algunos casos (e.g., Trump), los populistas llegan al poder de manera hipócrita: no defienden realmente a los intereses del «pueblo», sólo se aprovechan de su descontento con el status quo, sin realmente ofrecer una alternativa. La «élite» puede mantenerse, o ser reemplazada por otra.

¿Qué favorece el populismo? La propaganda, la mercadotecnia, los medios masivos, los discursos de odio, los programas sociales, etc. Hay todo un arsenal de herramientas para aquellos que quieren acceder al poder, justificada o injustificadamente.

¿Qué inhibe el populismo? El pensamiento crítico e independiente, la educación, la transparencia, la libertad de expresión, la solución de problemas sociales. De hecho, podríamos decir que si un populista cumpliera sus promesas, estaría perdiendo apoyo (le pasó a Lula), por lo que hay una motivación malsana para no resolver problemas y seguir culpando a las «élites».

¿Qué podemos hacer? Es difícil que una sola persona cambie a un país. Quienes crean que la situación en Ucrania se resolvería sin Putin muestran su falta de pensamiento sistémico. Con o sin populismo, para resolver problemas desde locales hasta globales, se requiere de comunicación, coordinación y cooperación. Desafortunadamente, los sistemas políticos actuales no promueven ninguna de estas tres.

Se puede acusar a la 4T de populista. Pero precisamente por populista tiene y seguirá teniendo mayoría. Todavía representa al “pueblo”, mientras que la oposición sigue representando a la “élite”. Así funciona la democracia (y también las dictaduras). Necesitamos un cambio de sistema en el que realmente se resuelvan los problemas.

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