Cambios 2023

Este año traerá muchos cambios, como todos los años recientes. Cada vez estamos más conectados, tenemos más interacciones, por lo que cualquier cambio puede propagarse más rápido y más lejos. Esto no quiere decir que todo lo que pase en China nos afecte. Pero algunos eventos, como la evolución de un nuevo virus, bien han podido transformar la manera en la que vivimos en todo el planeta.

¿Cómo enfrentar los cambios? Aunque no sepamos precisamente qué cambios vendrán, sabemos que vendrán. Será mejor si esperamos lo inesperado. Por un lado, podemos buscar robustez: que todo siga funcionando como debería a pesar de los cambios. Mejor aún, sería buscar «antifragilidad»: que los cambios mejoren las funciones. Pero como no podemos predecir los cambios, todavía no tenemos las herramientas adecuadas para diseñar antifragilidad. Pero sí podemos diseñar robustez. Por otro lado, y de manera complementaria, podemos buscar adaptación: que nos ajustemos a los cambios. También podemos diseñar adaptación.

Desafortunadamente, el conocimiento para desarrollar sistemas robustos y adaptables todavía no se propaga. Tenemos tomadores de decisiones a todos los niveles (desde individual hasta global) asumiendo que no habrá cambios. O más bien, que todos los cambios que habrá son predecibles.

Uno de mis propósitos de año nuevo es divulgar este conocimiento. ¿Por qué? Porque nos esperan tiempos difíciles. Porque todavía no aprendemos a enfrentar los cambios.

En México, 2023, aunque oficialmente es año de Francisco Villa, en la práctica será año de Carranza (porque el de Hidalgo no alcanza). Al parecer, la austeridad republicana no ha logrado reducir la corrupción a distintos niveles, por lo que podremos esperar desvío de recursos públicos, aunque probablemente más con fines electorales que para lucros personales.

La mayoría de las acciones del 2023 se verán con lentes de 2024: ¿Quién podrá resistir todas las embestidas posibles (internas y externas) antes de que Morena tenga candidatå presidencial oficial? Como están las cosas, en 2024 Claudia o Marcelo asumirán la presidencia, pero todavía hay muchas incertidumbres por delante. Lamentablemente, como se sabe que la mayoría de los votantes no se fijan en propuestas, candidatås ni las presentan. La democracia convertida en un concurso de popularidad (para más opiniones sin consecuencia, síganme en Instagram y suscríbanse a mi canal de YouTube).

A su vez, las obras «insignia» del sexenio deben de relucir antes de las elecciones, por lo que escucharemos mucho bombo y platillo sobre el ecoamigable Tren Maya, la refinería de Dos Bocas y las ventajas del AIFA sobre el AICM (a costa del deterioro del segundo). Tal vez no escuchemos tanto del Tren Transístmico ni del Tren México-Toluca (o por lo menos hasta después de las elecciones en el Estado de México).

Estados Unidos también se preparará para las elecciones presidenciales de 2024. Se especula que Biden no buscará la reelección. Trump enfrentará tantas demandas que si no termina en la cárcel, por lo menos se ve difícil que gane la nominación republicana. Entonces tendremos desfile de pretendientes por ambos partidos, aunque probablemente con mucho ruido y pocas nueces.

El conflicto entre Rusia y Ucrania lleva más de 300 años, por lo que no terminará pronto. Sin embargo, la pregunta es si seguirá la guerra abierta o si habrá un alto al fuego. Aunque todos salen perdiendo con un conflicto armado (menos los mercaderes de armas), hasta el momento no se ve una salida viable. Las consecuencias se sentirán más en Europa, pero afectarán al resto del mundo.

También habrá repercusiones sobre la situación en China: a pesar de que lograron minimizar las muertes por la pandemia hasta hace poco, el costo político y social ha sido alto. El comercio global depende tanto de China que las interrupciones a cadenas de suministro han tenido efectos meses después. No se ha podido reducir la dependencia global.

De manera similar, la economía global seguirá resentida después de tantas perturbaciones. Ya no se habla de crecimiento, sino de cómo evitar recesiones.

Los cambios son difíciles. Son una consecuencia de la impermanencia que permea casi todo, por lo que nos conviene aceptarlos en lugar de pretender ignorarlos. Y de esta manera, podremos transformar los retos en oportunidades.

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